Cuando el producto eres tú (II)

Llega la segunda y última parte de este trabajo. Puedes consultar la primera entrega pinchando aquí. Dejamos atrás un poco la corta historia de la publicidad online y en esta entrega trataré los aspectos más actuales y vanguardistas. Así como la problemática de la inmortalidad online.

Aplicaciones gratis

El ejemplo perfecto lo vemos en nuestros mejores amigos, los smartphone, prácticamente todos tenemos uno y éste está plagado las veces de decenas de aplicaciones “gratuitas” que suelen funcionar de manera sobresaliente. Y seguro que de vez en cuando nos preguntamos cómo se costean.

No hace falta ser muy avispado para intuir que, de igual manera que cuando navegamos en el ordenador tradicional, el smartphone va recogiendo nuestro comportamiento. El ejemplo de la publicidad directa es el más sencillo y visible, pero desde luego que no es ni el único ni el más aterrador. Hoy en día nuestra vida gira entorno a nuestro terminal, es realmente sencillo adivinar hasta el último resquicio de la vida personal de cualquiera de nosotros con tan solo echar un ojo al apreciado aparato.

Cuándo se levanta, qué es lo primero que hace por la mañana, dónde trabaja, en qué medio de transporte se mueve, dónde desayuna, con quién desayuna,… Todo esto en las primeras dos horas de nuestra rutina.

Aplicaciones en Windows

Pongo como subtítulo las Aplicaciones gratuitas como representantes de la máxima expresión, pero puede ser el propio sistema operativo del dispositivo el que proporcione estos datos al fabricante. Y este último, con la excusa de “mejorar la experiencia de usuario”  haga con ella lo que le venga en gana.

El apartado de los sistemas operativos de toda índole y sus herramientas incorporadas para rastrear todo aquello que hace el usuario daría para otro artículo incluso más extenso que este (y que puedo decir que ya ando detrás de ello). Las compañías las camuflan con el objetivo nada desdeñable de analizar los errores que produce el sistema con nuestro uso cotidiano, pero habría que ver si son tan transparentes como quieren aparentar.

Los ultrasonidos

Sí, has leído bien, los ultrasonidos tienen desde hace un tiempo un papel fundamental en la industria de la publicidad. Y es que ya no solo los teléfonos son inteligentes, también las denominadas SmartTV poseen micrófonos y tienen un sistema operativo detrás de la aparente inocente pantalla. Aquí podríamos incluir todo tipo de cacharros con un micrófono, un sistema operativo y conectados a internet.

Desde hace un par de años empresas de publicidad trabajan con una tecnología que emite ultrasonidos (inaudibles para los humanos) que les permite saber si estamos viendo el anuncio que se está emitiendo en ese momento.

Una manera extraordinaria para medir en impacto de la campaña de publicidad en los hogares de todo el mundo de la manera más económica posible. Y lo más importante, sin que el televidente se de cuenta.

La universidad alemana de Brunswick descubrió un total de 234 aplicaciones distintas que están permanentemente escuchando ultrasonidos (aquí el estudio completo). Mediante los micrófonos de nuestros teléfonos recogen los ultrasonidos emitidos en ciertos anuncios de televisión o provenientes de aparatos en zonas comerciales. Además, no han tenido que burlar la seguridad de Google para colar las aplicaciones en su tienda, sino que es la propia multinacional americana la que proporciona a los desarrolladores las herramientas necesarias para llevar a cabo esta labor.

Los anunciantes consiguen de este modo obtener un perfil más ajustado de nuestra cotidianeidad y tener una imagen bastante certera sobre la publicidad que vemos y escuchamos a lo largo de día. Por poner un ejemplo, el dueño de determinado teléfono acaba de ver un anuncio por la televisión y quizá es positivo mostrárselo también cuando navegue por internet para conocer el impacto que ha tenido. Además, si compartes WiFi con tu familia, los anunciantes sabrán con quién compartes tu hogar. Todo esto permite crear perfiles exactos de cada uno de los miembros de las unidades familiares.

Este último apartado viene relacionado íntimamente con el anterior, de las aplicaciones gratuitas, porque puede ser otra vía más para sacar rentabilidad del servicio que se presta.

¿Es verdad que nos escuchan?

Es un tema que últimamente parece que se ha puesto de moda y sabiendo que la publicidad online está llena de sombras poca gente lo pone en duda. Pero alguien debía demostrarlo. Y con ese fin el YouTuber norteamericano Mitchollow se puso manos a la obra para corroborar el secreto a voces. La prueba es muy sencilla y aunque os adjunto el vídeo ahí abajo os lo voy a resumir.

Mitchollow enseña un papel a la cámara donde vemos escrito las palabras “dog toys” (juguetes para perros). Él insiste en que nunca ha buscado ese par de palabras en la red y sin mencionarlas en alto en ningún momento abre unas cuantas páginas webs para demostrar que no aparece publicidad relacionada con perros o juguetes.

Acto seguido simula una conversación donde, esta vez sí, menciona en voz alta su deseo de comprar un juguete a su perro y demás accesorios para su mascota. Pasa un par de minutos en esta conversación simulada y visita las mismas páginas webs que antes. Y adivinen… ¡Hay anuncios de juguetes para perros! ¿Magia? ¿Brujería? ¿Casualidad? Mi elección personal es que nos escuchan por los micrófonos de nuestros dispositivos.

Y quizá sea por conceder el acceso al micrófono a ciertas aplicaciones o directamente por los malvados asistentes virtuales. Google Allo, Siri, Cortana, Alexa,… detrás de estos inocentes nombres “se esconde” una tecnología alucinante de inteligencia artificial capaz de sacarte de más de un apuro. Para ello se sirven normalmente de tu voz y además todos incorporan una serie de frases invocadoras que pronunciadas en voz alta abrirán dichos asistentes.

Para escuchar esas frases maestras necesitan estar todo el tiempo monitorizando el sonido que hay alrededor de los dispositivos y quizá, solo quizá, también usen ese sonido ambiente para captar tus deseos.

Otros usuarios por internet han reportado que también han experimentado algo similar, pero con textos escritos en ciertas aplicaciones. Y en este caso es todavía más simple el método, ya que eres tú mismo el que escribes sobre ello y lo dejas plasmado en los servidores. Otro hilo de “espionaje” podría ser la aplicación de teclado que tengas instalada y que pueda detectar todas las pulsaciones tecla a tecla.

La red es inmortal

Para ir cerrando ya el artículo de hoy me gustaría entrar de manera muy somera en la inmortalidad de la red. Seguramente muchos de ustedes saben de multitud de casos más o menos cercanos y más o menos famosos de personas que un día hicieron un comentario en internet y mucho -o poco- tiempo después les ha costado su empleo, su matrimonio o disgustos varios.

Estos casos apenas ocurrían en los albores del concepto de universalidad de Internet, en aquellos tiempos teníamos miedo de lo que se podía esconder detrás de la pantalla. Los casos más flagrantes son bastante recientes debido principalmente a la pérdida del miedo y con él la privacidad online.

Pocos son los padres jóvenes que se resisten a subir fotos de sus retoños, incluso revelan inocentemente en qué colegio han estudiado o las actividades extraescolares a las que asiste los martes y jueves. Ese niño además usa YouTube y no tardando muchos años tendrá su propio email, sus propios perfiles en redes sociales y será él mismo el que promulgue su vida en formato 2.0.

Cuando el muchacho vaya a buscar su primer empleo, lo primero que consultarán los responsables de recursos humanos serán sus perfiles en las redes. De hecho, ya se hace. Sabrán entonces dónde ha estudiado, el nivel socioeconómico familiar, sus inquietudes, ideología política, económica,… Será el escaparate perfecto para ser apto o no apto. Incluso será determinante a la hora de contratarlo si encaja o no con la filosofía de la empresa.

Un aspecto que se debería tratar es el del derecho al olvido. En la vida no virtual es relativamente sencillo irte a otra ciudad o país y empezar de cero. Hayas sido un problemático ladrón de supermercados o un admirado ejecutivo de una gran multinacional. Todo el mundo en un momento dado es posible que necesite hacer borrón y cuenta nueva.

Las conclusiones las voy a omitir y que cada uno de vosotros, queridos lectores, saque las suyas propias.

Fin.