Vivimos en una época de reorganización, pues hemos crecido con un reloj digital que nunca nos preocupamos por saber cómo funcionaba mientras diera la hora dos veces al día, cuando jugábamos videojuegos que requerían una consola fabricada por una marca dedicada a su segmento, aquellos días en los que nuestros antiguos teléfonos con Symbian estaban por todas partes, hoy ya nos han dicho adiós y descansan en una gaveta.
Así era el mundo hace 10 años al nacimiento de los sistemas móviles, cuando después la manzana nos ofreció la solución a todo con un solo dispositivo, sin buena cámara, sin grabar video, pero con un futuro esperanzador pues acaparaba el mercado al tiempo que un androide iba dando sus primeros pasos. Los teléfonos inteligentes se hicieron una realidad en crecimiento gracias a sus todas poderosas plataformas que cambiaron el mundo mientras veíamos caer a una gigante finlandesa otrora reina del mundo, que cayó por creer que la tecnología debe moverse según su pasado sin pensar en el futuro.
La manzana y el androide crecieron en posibilidades… bueno, mejor sería decir que fue en tamaño, proclamando lo que algunos llamaron “la era post PC” cuando ya no tendrías que recurrir a la malévola y anticuada Microsoft, en la que podrías realizar todas tus tareas gracias a los miles de millones de aplicaciones que abarrotaban sus tiendas. Pero algo salió mal, las tabletas que ofrecían sustituir para siempre tu equipo de escritorio y tu portátil ya no iban al trabajo ni a la escuela con nosotros, se quedaban en la mesa de la sala esperando por las tardes a ser usadas para ver alguna serie ocasional, navegar por nuestras redes sociales o jugar al Candy Crush de una manera más cómoda.
¿Qué fue lo que salió mal?
Era un gran plan, darle a la gente algo que podía usar en todos sus dispositivos… móviles. Lo que pasó fue que a Google le han dicho que no se puede grabar la novena sinfonía en un vinilo y han optado por crear un disco más ancho y un tornamesa enorme para tocarlo, por su parte Apple decía: “no incluid el segundo movimiento, la gente solo necesita el resto, nos han de agradecer el poder escucharlo.”
En Cupertino han optado en su arrogancia por ofrecer una “convergencia” ¿entre dos sistemas? Que no va más allá de contestar llamadas y algunos mensajes, demostrando que no basta conectar tus equipos para que puedan comunicarse para los fines que como empresa impongas.
En Mountain View le dejan el trabajo a los desarrolladores para que estos den la ilusión de riqueza a un sistema que devora recursos, y cuya libertad cae en libertinaje de la que ninguna compañía accede a hacerse responsable de los fallos que hereda con cada versión, prometiendo un salto cuantitativo al presentarse la siguiente. Los líderes del mercado están llegando a una barrera que no podrán superar.
Cuando tu paradigma llega a una limitante que sus medios no pueden resolver, una revolución se observa en el horizonte, alguien más allá encontró los medios para lograr lo que su opositor no pudo, gracias simplemente a que tiene una concepción distinta de lo que debe ser.
Microsoft ha regresado ofreciendo una plataforma basada en una idea completamente distinta, Windows 10 no es un evento para fanáticos de una compañía, una marca o un sistema; es una revolución necesaria para todo aquel que valore la evolución tecnológica, que pide algo más de lo hasta ahora posible, que desee que la calidad se imponga a la moda.
Nos han habían intentado hacer creer que no se podía tener un ordenador en tamaño de tablet, nos intentaron hacer creer que no podemos tener un ordenador tamaño de un móvil, que la potencia de una consola solo vale para jugar, que no se podía compartir un sistema entre plataformas.
En otro momento todo esto fue cierto y desgraciadamente a los ojos de muchas empresas aún lo es. Y es aquí cuando tenemos a las facciones enfrentadas en este momento de la historia de la tecnológica, por un lado quienes comprenden que los dispositivos no necesitan trabajar armónicamente para ser funcionales, por el otro Microsoft, sus partners y quienes creemos que la unificación no es solo una opción sino parte del desarrollo de la tecnología y la comprensión que tenemos de ella.
El 29 de julio no fue la culminación del trabajo en Redmond, es solo un día más hacia el futuro al que nos acercaremos con Windows 10 mobile y que viviremos disfrutando de una tecnología trabajando armónicamente bajo un mismo sistema operativo, cuando en Apple necesiten un nuevo producto mesiánico y los consumidores no accedan a pagar por 8 GB de memoria RAM como sugerirá Google, cuando exista la posibilidad una XBOX en cada equipo con Windows, ahí sabremos que la revolución termino y que el mundo tecnológico dejo de acumular y comenzó a superar. No, Microsoft no es la salvadora, no es altruista, pero quien disfrute del desarrollo tecnológico hoy creerá en Redmond.